Charla online / martes 24 de mayo – 19:00 hrs. – Transmisiones por Zoom y UDDTv
La Convención del Patrimonio Mundial Natural y Cultural ya es casi universal, 191 Estados la han ratificado. Los Estados enfrentan en todas partes las tensiones entre el desarrollo inmobiliario y la conservación de los bienes de valor, disyuntiva también presente frente al turismo, cuyo crecimiento armónico es fundamental para que reporte beneficios al patrimonio, a la comunidad y a los emprendedores. En su artículo 4, la Convención del Patrimonio Mundial, obliga a los Estados a identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural. El patrimonio es así, la síntesis entre la comunidad involucrada, más el apoyo del Estado y las empresas, quien podrá mantener sitios sustentables, cuyas actividades aporten significación adicional al patrimonio. La lista de Patrimonio Mundial ya supera los 1100 sitios, la mayor parte de ellos en Europa, frente a un nivel desigual en América Latina, África y el área del Pacífico y la Polinesia.
Cuando este año se cumplen los 50 años de la Convención del Patrimonio Mundial Natural y Cultural, el Comité y los estados parte, se cuestionan si todos los sitios que se postulan a inscribir son fieles representantes del Valor Universal Excepcional que exige y si se acogen las diversas tipologías del mismo (cascos históricos, industriales, contemporáneos, naturales, marinos y terrestres, entre otros). Surgen también interrogantes sobre el diálogo entre las zonas protegidas y las intervenciones modernas de su entorno. Ciertas intervenciones, que hoy pueden resultar complejas, mañana podrían ser reconocidas como patrimonio, como sucedió con la ópera de Sidney, incluida en la Lista de Patrimonio Mundial hace sólo seis años.
Estas reflexiones universales, son un emplazamiento que el mundo se hace acerca de la valoración de patrimonio como agente de desarrollo en su concepción más amplia y que nos involucra a cuestionarnos, buscar estrategias, instrumentos y políticas de largo plazo, que nos den líneas de acción claras para el futuro de nuestro patrimonio nacional.
Las cinco “C” de la convención: Desde hace unos años, a partir de la reunión del comité de Patrimonio Mundial en Christchurch Nueva Zelanda, se incorporó una C adicional a la nomenclatura de la Convención. Estas C buscan identificar los principales aspectos de preocupación de la misma y se explican, asimismo, por el sólo concepto que involucran. Estas son: Conservación / Comunicación / Credibilidad / Capacitación / Comunidad.
En este marco, es menester señalar que Chile cuenta a la fecha con siete sitios de patrimonio Mundial debidamente inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, todos culturales y ninguno natural, ¿es esto representativo?
Expone: Óscar Acuña Poblete
Especialista en Legislación Patrimonial, Cultural y Propiedad Intelectual
Docente y autor de diversas publicaciones y libros.
Asesor de entidades públicas y empresas privadas en materias de Patrimonio
Ex-Secretario Ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales
Abogado por la Universidad de Chile.