«¡Tierra!» el grito que cambió la historia. En una nao y dos carabelas zarpó Cristóbal Colón con un grupo de hombres el 3 de agosto de 1492, con la idea de cruzar el Atlántico esperando encontrar una nueva ruta comercial a Oriente. Sólo dos y medio meses antes, llegaba una carta de los Reyes Católicos al puesto de Palos de la Frontera, en Huelva, que ordenaba contribuir con dos embarcaciones.
Se supone que desde 1480, Cristóbal Colón, que entonces tenía menos de 30 años y ninguna formación académica, se embarcó en el proyecto que le consumiría el resto de su vida. Entonces buscaba respaldo en Portugal y en España, hasta que finalmente fue recibido por los Reyes Católicos en Santa Fe quienes aprobaron su proyecto justo después de la rendición de Granada y el fin de la Reconquista.
En enero de 1493 comenzó el regreso desde las tierras descubierta, y llegó a Barcelona con siete indígenas americanos, papagayos, otros animales, plantas y frutos diversos, donde fue recibido por los Reyes Católicos. El cuarto viaje de Colón termina en 1504, y muere dos años después en Valladolid. La historia continuó y España exploró y conquistó grandes extensiones de territorio en América, las que formaron parte del imperio entre los siglos XVI y XIX.