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Calenda Maia. Concierto de invierno, un viaje a la vida

Jueves 13 de junio – 19:30 hrs.

Aula Magna Universidad del Desarrollo – Av. Plaza 680, San Carlos de Apoquindo

(estacionamientos disponibles)

CALENDA MAIA

El grupo Calenda Maia nace en mayo de 1988 y su nombre significa “el primer día del mes de mayo, considerado como el día de la consagración de la primavera, día del amor relacionado con el florecer y renacer. Es la época en que la vida vence a la muerte, la luz gana a la oscuridad”. El grupo se dedica a estudiar, investigar y difundir la música, el teatro y la cultura medieval, realizan talleres de investigación histórica iconográfica y literario-musical, y practican distintos oficios como carpintería, lutería, sastrería y batanería. Cuentan con más de 1.000 presentaciones tanto en Chile como en giras musicales a Italia, Alemania, Francia, España, EE.UU. y Argentina.

Para ellos, su música “… no se trata de un viaje de retorno, no se trata de una nostalgia por lo transitado. Se trata de una re-originación, de una re-creación de mundos posibles olvidados. Se trata de traer, a nosotros, esos presentes abiertos, para ser oídos e imaginados actualmente”, buscando un “deseo de viaje, de rito y de fiesta”.

PROGRAMA: DE CAMINOS, MONASTERIOS, ALDEAS Y TABERNAS EN EL MUNDO MEDIEVAL

“Caminos”: 

Canciones del Códice de la corte de Alfonso X el Sabio: Las Cantigas a Santa María y el Libre Vermell de Montserrat.

“Monasterios”:

Desde el Llibre de Montserrat, pasando por el canto benedictino hasta el Códice de la Symphonia de Hildegard von Bingen.

“Aldeas”:

Cantos de baile y fiestas del Códice Manesse con el canto de Walter von Der Vogelweide.

«Tabernas» 

Cantos del Códice de Carmina Burana.

Ponerse de camino hacia algún lugar, donde otra vida es posible, o “partir por partir”, pues el viaje mismo es el fin, son indicios y signos de aquella originaria condición de viajeros, errantes, migrantes, peregrinos, giróvagos o vagabundos en el mundo medieval. La travesía puede ser, en sí misma, un gesto primordial o puede simbolizar un acto revelador. De configurar esto último, la vía puede señalar una búsqueda profunda, plena de experiencias y aprendizajes de cosas nuevas o, también la posibilidad de escucha de leyendas de camino, entre tantas posibilidades. También una travesía distingue lugares de tránsito, cruce o permanencia: antiguos caminos o senderos pedregosos, rincones o parajes donde poder descansar, abrevar y beber y, por cierto, hospederías de comunidades monásticas o mercaderes y posadas aldeanas como, también, tabernas de tempranas ciudades. Junto a ello, cruce de conversaciones, mixturas de lenguajes, relatos y canciones de viajeros, entre otras cosas. Nuestro programa se inicia y se establece desde esos caminos y lugares posibles, pero también desde las grafías que conservaron esas memorias, relatos y cantos, dando origen a bellas colecciones inscritas en nobles pergaminos encuadernados a los cuales llamamos “codex” o códices. Así ocurrió, al menos, a fines del primer milenio del mundo medieval, en esa península llamada Iberia, Celtiberia, Hispania, Sefarda o al Andalus, de acuerdo a las comunidades étnicas que la habitaron. Fue en esa tierra en donde el deseo o la esperanza de viaje volvió a trazar viejos caminos dando forma a una ruta estable, dando forma a un lugar de llegada y reunión, signado por una leyenda: Ya’a Kov, Iacopus. Luego, es sus múltiples variantes desde el latín cristiano San Iacopus: en Hispania, Sant Jacobo, Sant Yago, Tiago, Jaime o Diego. Luego, en tierras próximas de la Galia y tierra de francos, Saint Jacques; San Iacopo, Giacomo o Giacobbe en Italia; más allá, en el decir germano Santk Jakob y Saint James en Britania. Desde esa tierra y desde sus lenguajes: el galaico-portugués o el latín, surgieron muchas historias que luego, en una corte o desde fiestas de calle, fueron recogidas y puestas en amable vitelo: cantigas a una les llamaron, a otras, himnos, secuencias y laudes. Esa será nuestra primera estancia: canciones del camino de Santiago y del camino a Montserrat: El Códice de las Cantigas a Sta. María y el Llibre Vermell. Luego, seguiremos hacia otras estancias: la vía del canto y códices de comunidades monásticas, fiestas aldeanas y tabernas urbanas. Por allí, algunos códices benedictinos como aquellos de Hildegard von Bingen, también el Laudario di Cortona de celebraciones de hermandades y cofradías, cancioneros populares y de poetas o cantores de amor como el Códice Manesse y el notable Carmina Burana de tabernas y goliardos, entre tantos otros. Nuestro viaje será una instancia emergida desde viajes, lugares y archivos y bibliotecas medievales para ponernos en ruta imaginaria y desplegar estos códices desde su música y dar apertura a nuestra propia escucha.

Ítalo Fuentes Bardelli “Bardo Vitulus” Calenda Maia